Uruguay- El PIT-CNT, la central de sindicatos de Uruguay, recibió en el día de ayer a la coordinadora popular y solidaria (CPS) en una reunión que para las partes fue fructifera.
El secretario general del PIT-CNT, Marcelo Abdala, saludó al conjunto de militantes sociales y destacó el enorme esfuerzo que se ha venido desplegando desde que se declaró la emergencia sanitaria en nuestro país, en marzo de 2020 y confirmó a la Coordinadora de ollas populares que todos los alimentos no perecederos que el movimiento sindical recolectará en el marco de la campaña solidaria del Día Internacional de los Trabajadores y las Trabajadoras, será entregado a la CPS a los efectos de su posterior clasificación y distribución.
Como ya ha informado el Portal del PIT-CNT, durante toda la jornada del 1° de mayo, los locales sindicales permanecerán abiertos a los efectos de recibir alimentos no perecederos que serán entregados a la red de ollas populares.
Según datos recabados por la Facultad de Ciencias Sociales en un trabajo realizado junto con el sindicato bancario, AEBU, entre abril de 2020 y marzo de 2021 abrieron unas 352 ollas y merenderos populares. Semanalmente se sirven unos 120 mil porciones de comida en las ollas de Montevideo. Aproximadamente son 73.055 porciones semanales en ollas y 57.140 en merenderos de la CPS.
El integrante de la dirección de la Unión Nacional de Trabajadores del Metal y Ramas Afines (UNTMRA), Eduardo Burgos, informó al Portal del PIT-CNT que el encuentro fue «muy positivo». Burgos recordó que el movimiento sindical resolvió que todos los alimentos que se recolecten el 1° de mayo serán entregados a la Coordinadora. «Será una jornada cívica, saldremos a juntar firmas y a recolectar alimentos para los vastos sectores de la población que necesitan del tejido social ante la ausencia del Estado».
El dirigente de la UNTMRA dijo que tanto el PIT-CNT como la Comisión Nacional Pro Referéndum recolectarán alimentos durante el Día Internacional de los Trabajadores y las Trabajadoras. «Las compañeras y compañeros de la coordinadora nos plantearon que en la medida de las posibilidades, la población acompañe la movida con algunos alimentos que les están faltando, como por ejemplo enlatados, salsa de tomate, aceite, fideos y arroz, ya que por el momento, cuentan con un cierto stock de harina y polenta. Nos aclararon que por supuesto cada familia colabore con lo que pueda pero que en los casos que se pueda optar, hay algunas necesidades específicas para atender».
Burgos informó que se instalarán mesas y puestos en sindicatos, plazas, cooperativas de FUCVAM y del Programa de Vivienda Sindical (PVS) y también en comités de base del Frente Amplio que respalda la recolección de firmas contra 135 artículos de la LUC. «Vamos a estar en todos los barrios, vamos a estar en todo el país, y habrá teléfonos de contacto para que quienes no se puedan trasladar, nos llamen y con gusto iremos a recolectar sus firmas y alimentos para las ollas».
Al término del encuentro con la Coordinadora Popular y Solidaria de ollas y merenderos, Burgos destacó que la organización «nació y creció desde el pie» y que hay miradas y preocupaciones coincidentes en que la urgencia es atender la comida de la población más vulnerable para que ningún compatriota quede sin llevar un plato de comida a su casa, a pesar que el Estado esté ausente» y que el gobierno insista en «ahorrar y recortar» recursos por su «obsesiva mirada financiera de la economía del país»
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Las remeras
Para Burgos, las críticas sobre las remeras contra la LUC en algunos militantes que se encuentran trabajando en las ollas populares es parte de la lógica estigmatizante hacia los sindicatos y los militantes sociales.
«En mi sindicato, la solidaridad se milita y no hay nada de malo en colocarse la remera que cada uno quiera. El hambre se produce porque hay políticas ausentes, hay un Estado que es ausente y ese el tema del que no quieren hablar. Entonces hablan de remeras. Es más, en mi barrio, en el Cerrito de la Victoria, hay un local del Partido Colorado que todos los domingos sostiene una olla a la que concurren unas 200 personas.
Y me parece fantástico que lo hagan. Todos tenemos la posibilidad de hacer algo por los demás y como Uruguay es chiquito todos sabemos cómo piensa el vecino. El tema es que cuando un presidente y un gobierno están ausentes, son los colectivos los que se organizan y salen a cubrir las necesidades de sus pares. Y te puedo asegurar que en las ollas nadie le pregunta al vecino que viene con el tupper a buscar comida a quién votó».
Para Burgos, lo real y preocupante, es que la LUC «oprime a la gente y está pensada en beneficio de los grandes capitales. Y si los de abajo se expresan con camisetas y remeras, bienvenidos sean. Pero no escuché a ningún integrante de los partidos tradicionales quejarse cuando candidatos a intendentes en Maldonado enviaban bolsas de alimentos con su lista dentro. Pero acá quieren prender fuego a compañeros y compañeras que se colocan una remera contra la LUC. Incluso algún legislador estuvo difundiendo teléfonos particulares de los militantes. Eso fue una falta de respeto y de seriedad inadmisible. Eso es lo que debería indignar y ser condenado y no el uso de una remera».
Lita
María del Carmen Leites, es referente de la olla El Tobogán y además integra la Coordinadora Popular y Solidaria. Para el barrio es Lita. «Ni yo me reconozco como María del Carmen, soy Lita y así soy feliz». Es jubilada de la industria, trabajó como obrera en el Frigorífico Nacional del Cerro y fue cesada en la dictadura. Después fue metalúrgica hasta que se jubiló.
Lita hizo un balance positivo del encuentro y valoró el reconocimiento de la central sindical al colectivo CPS. Desde su perspectiva, hubo un claro compromiso de ambas partes de recorrer juntos un camino solidario para apuntalar las ollas y merenderos populares.
«Tanto los sindicatos, como las ollas, las intersociales y distintos colectivos barriales, estamos convencidos que tenemos que apuntalar y colaborar con los más necesitados».
Para la referente de El Tobogán, «es inadmisible» que haya actores de la escena nacional que dejen entrever ciertas sospechas sobre las personas que concurren a las ollas a comer o a llevar un plato de comida a sus familias. «Duele muchísimo porque nadie viene a una olla a hacer una cola de 40 o 50 personas para pedir un plato de comida si está cómodo. O incluso han dicho por ahí que vienen a buscar la comida para el perro. No pueden ser tan malos, acá hay gente que capaz que comparte su propio plato de comida con su mascota porque no la quiere dejar pasar hambre, pero que se diga otra cosa es infame. Esas cosas duelen».
También en relación a quienes intentan desacreditar a quienes sostienen las ollas y merenderos populares, Lita dijo que las y los militantes dejan horas valiosas de sus vidas, de sus familias y se exponen a riesgos para atender esos espacios de alimentación solidaria. «¿Te parece que vamos a dejar lo mejor de nosotros para darle a gente que no precisa?¿O que habrá tanta gente que camina 30 o 40 cuadras todos los días para buscar un plato de comida si no lo necesita?», interpeló. «Para los que precisamos, el ‘quedate en casa’ no es una opción porque si lo hacemos no comemos», remarcó.
La ollas en cifras
Un estudio elaborado conjuntamente por estudiantes y docentes de la Facultad de Ciencias Sociales (UdelaR) y el sindicato bancario AEBU, reveló cifras y datos de la real dimensión de las ollas populares y el impacto de la crisis económica y social como fruto de la pandemia.
Según el informe «Ollas y merenderos populares en Uruguay 2020. Estimaciones económicas sobre el fenómeno», en 2020 se contabilizaron unas 700 ollas y merenderos en todo el país.
Si se consideran los dos meses de mayor actividad y concurrencia a las ollas en 2020, en abril y mayo se prepararon casi 3 millones de platos de comida.
Otro dato impactante refiere a que se estima que semanalmente más de 6 mil personas han estado trabajando en gestión de las ollas y merenderos. Se calcula que entre el 15 de marzo y el 31 de julio, se destinaron aproximadamente 1.700.000 horas de trabajo en ollas populares y merenderos. De las horas totales calculadas de trabajo no remunerado, el 58 % fue realizado por mujeres. La dimensión económica del trabajo no remunerado destinado a ollas populares en el periodo estimada es de 149 millones de pesos y el de los merenderos de 39 millones de pesos».
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