Han pasado trece días desde la desaparición de cuatro menores de edad en el sur de Guayaquil, un caso que ha conmocionado a la ciudad y generado un fuerte reclamo de justicia por parte de las familias, organismos sociales y el alcalde Aquiles Álvarez.
El incidente, ocurrido el 8 de diciembre, se habría dado durante un operativo militar cerca de una panadería en el sur de la ciudad, según las versiones de las familias de los menores. Esa noche, un grupo de ocho o nueve chicos salió a jugar fútbol y luego se dirigió al establecimiento. En ese lugar, los cuatro menores habrían sido abordados por uniformados.
Horas después, una de las madres recibió una llamada informando que los adolescentes se encontraban en Taura, golpeados y desnudos. Sin embargo, al llegar al sitio señalado, ya no había rastro de ellos. Los sujetos que realizaron la llamada cortaron la comunicación tras recriminar que se tardaron en llegar.
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Las familias, desesperadas, acudieron a una base militar para buscar respuestas. Según su relato, los militares admitieron que el operativo había sido realizado por ellos, pero indicaron que las investigaciones estaban en curso.
Ante la falta de resultados, el Comité Permanente de Derechos Humanos de Guayaquil, junto con las familias, presentó una demanda de habeas corpus y solicitó una acción urgente al grupo de trabajo sobre desapariciones forzadas de la ONU. Esta instancia busca que se reconozca formalmente el caso como una desaparición forzada y que se implementen mecanismos inmediatos de búsqueda.
Por su parte, las Fuerzas Armadas han anunciado tres medidas en respuesta al caso: la colaboración con la Unidad Antisecuestros y Extorsión (Unase) de la Policía Nacional, el apoyo a las investigaciones de la Fiscalía y la apertura de una indagación interna.
El alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, expresó su indignación este sábado y exigió justicia. “Cuatro niños están desaparecidos. Cuatro familias están viviendo un infierno. Es inaceptable que, además del dolor de la desaparición, las familias tengan que lidiar con obstáculos, engaños y extorsiones”, señaló.
Mientras la incertidumbre y el dolor persisten, la comunidad sigue exigiendo respuestas claras y acciones concretas para esclarecer este caso que ha sacudido a Guayaquil.