El príncipe Felipe, marido de la reina Isabel II, murió a los 99 años, anunció el Palacio de Buckingham este viernes.
El marido de la reina Isabel II, el príncipe Felipe de Edimburgo, ha fallecido este viernes a los 99 años en el palacio de Windsor, según ha anunciado la familia real británica.
“Con profundo pesar, su majestad la reina ha anunciado la muerte de su amado esposo, su alteza real el príncipe Felipe, duque de Edimburgo”, señaló el palacio de Buckingham en un comunicado.
El príncipe abandonó el hospital King Edward VII en Londres el 16 de marzo. Se estaba recuperando en el hospital privado después de someterse a una cirugía cardíaca en el hospital de San Bartolomé.
Tras conocerse su muerte, el primer ministro británico, Boris Johnson, elogió “la vida y el trabajo extraordinarios” del príncipe y envió un mensaje de pésame a la reina. Las banderas británica ondeaban ya a media asta este viernes a mediodía, tras el anuncio del fallecimiento del duque de Edimburgo, el funeral del príncipe de Edimburgo se llevará a cabo en la Capilla de San Jorge.
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Felipe, que el 10 de junio debía cumplir 100 años, fue visto por última vez el 16 de marzo cuando vestido con camisa blanca y jersey color crema salió en el asiento trasero de un vehículo del hospital King Edward VII de Londres, donde había sido ingresado un mes antes.
Desde allí regresó al castillo de Windsor, unos 50 km al oeste de Londres, donde él y la reina, de 94 años, han estado confinados desde el inicio de la pandemia de coronavirus hace más de un año.
La vida del príncipe Felipe de Edimburgo
El duque de Edimburgo ha sido parte indisociable de todos los eventos que han rodeado a la monarquía británica desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Felipe vivió los primeros años de su vida moldeado por eventos históricos comenzando por el periodo de entreguerras durante su nacimiento, el 10 de junio de 1921, como el príncipe Filipos de Grecia y Dinamarca en la isla griega de Corfú.
La crisis política en Grecia durante principios de los años 20 llevó a su tío, el rey Constantino, a abdicar en septiembre de 1922 ante as presiones republicanas que le reprochaban sus inclinaciones germanas. Cuando un tribunal revolucionario sentenció a muerte a su padre, el futuro duque de Edimburgo fue evacuado por su familia, con solo 18 meses de edad, en una caja de naranjas.
La Segunda Guerra Mundial se encontró a un Felipe ya convertido en cadete militar en el Colegio Real de la Marina Británica en Dartmouth, en el inicio de un periodo de instrucción que le llevó a ostentar en julio de 1943 el cargo de segundo al mando del destructor HMS Wallace durante el desembarco aliado en Sicilia.
73 años casados
Nacido príncipe de Grecia y Dinamarca el 10 de junio de 1921, al casarse con Isabel Felipe renunció a su carrera militar y se sometió al estricto protocolo ligado a su función. Y siempre mostró una entrega total a la corona británica.
Cuando Lilibeth (Isabel) se enamoró perdidamente del joven y apuesto oficial de la marina, el teniente Felipe Mountbatten, y decidió que él, y sólo él, sería el hombre de su vida, todavía no sabía que por encima del amor había una fuerza más grande y superior: su deber como reina. Todo lo demás quedaba regalado a un segundo plano. Su matrimonio también.
Felipe de Edimburgo, después de renunciar a su nacionalidad griega, a sus apellidos paternos y a su carrera militar para casarse con su amada, tampoco atisbó que desde el mismo momento en el que su esposa se convirtiera en reina, nada volvería a ser como antes en su matrimonio. La primera vez que fue consciente de ello fue en el primer viaje oficial que hicieron después de la coronación de Isabel II.
La reina y su marido se embarcaron en un gira de seis meses alrededor del mundo para visitar todos los países bajo el amparo de la Commonwealth (mancomunidad de naciones vinculadas al Reino unido) y al bajar del avión en el primer destino Felipe recibió un difícil cometido que tendría que acatar toda su vida.
Según el protocolo de la Casa Real británica, debía caminar siempre unos pasos por detrás de su esposa en todos los actos oficiales. “La reina es ella”, le explicaron.
Desde ese momento, Felipe jamás volvió a andar al lado de su esposa y se creó entre ellos una barrera infranqueable. Ella priorizó la Corona y él se convirtió en una sombra.
Una boda muy real
A pesar de la distancia que siempre ha habido entre ellos, el día de su boda fue uno de los más felices de sus vidas. A la ceremonia aisitieron más de 2.000 invitados y la radio BBC difundió el enlace matrimonial a más de 200 millones de personas en todo el mundo. Ella lució un diseño elaborado en satén de color marfil decorado con 10.000 perlas blancas y un ramo de novia de orquídeas blancas y una ramita de mirto.
El banquete tuvo lugar en el Palacio de Buckingham con una tarta nupcial que ha pasado a la historia por su gran tamaño: tenía cuatro pisos y pesaba 200 kilogramos. New Hampshire (Estados Unidos) y el castillo de Birkhill (Escocia) fueron los destinos elegidos para disfrutar de la luna de miel.
El príncipe Felipe y la reina tuvieron cuatro hijos, ocho nietos y 10 bisnietos. Su primer hijo, el príncipe de Gales, el príncipe Carlos, nació en 1948, seguido de su hermana, la princesa Ana, en 1950, el duque de York, el príncipe Andrés, en 1960 y el conde de Wessex, el príncipe Eduardo, en 1964.
En noviembre de 2017 para el aniversario de 70 años de matrimonio, las campanas de la abadía de Westminster, donde habían casado, sonaron durante más de tres horas en honor de la pareja real.
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