Decenas de estudiantes en Potosí resultaron aplastados en la estampida, que dejó a otras cuatro personas fallecidas al intentar salir del coliseo. Acusan a dirigentes universitarios de ser los causantes de lanzar la granada de gas.
Cuatro jóvenes murieron y más de 80 están heridos a causa de una avalancha provocada por la explosión de una granada de gas lacrimógeno en una asamblea de estudiantes.
La tragedia ocurrió en la universidad estatal Tomás Frías de la ciudad boliviana de Potosí. Según una de las convocatorias a la asamblea, que trascendió a la prensa, todos los estudiantes becados en la universidad debía presentarse o, de lo contrario, podían perder sus beneficios.
La Policía de Bolivia ha detenido a cinco personas por la tragedia universitaria en la ciudad de Potosí, y el Ministro de Gobierno del país, Eduardo del Castillo, ha señalado a uno de ellos como el “autor material” de la activación de la granada de gas lacrimógeno.
Dirigentes llevan décadas como estudiantes y cobran salarios.
La tragedia en Potosí destapó corrupción e irregularidades en la dirigencia universitaria a nivel nacional y dos nombres sobresalen de varios dirigentes que no egresan hace más de 20 años de las universidades bolivianas.
Max Mendoza, es el máximo dirigente de los estudiantes universitarios de Bolivia y como representante de ese sector es secretario nacional del Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana (CEUB) y por ese cargo gana casi 22.000 bolivianos.
En 33 años de “carrera”, ahora tiene 52 años de edad, el dirigente no logró pasar el segundo semestre de la carrera de Agronomía en la Universidad de San Simón.
Álvaro Quelali Calle, es el otro dirigente de la Federación Universitaria Local (FUL) en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) en La Paz, es estudiante, de la carrera de Matemáticas, desde hace 20 años, de acuerdo con la documentación de la casa de estudios superiores.
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