Argentina se suma al pedido de Latinoamérica y el Caribe para que los países desarrollados ayuden económicamente a combatir la crisis climática, pero sus planes parecen no estar alineados en esa dirección. Además, esta será una COP especial ya que hacia el final del evento asumirá como presidente Javier Milei, declarado negacionista del cambio climático.
Por Belén López Mensaque
La COP28 sigue en curso, mientras existe una alta expectación sobre los resultados que deje esta conferencia climática. En este contexto, uno de los temas importantes para la delegación argentina durante esta cumbre será el financiamiento climático. Se trata de un tema amplio que abarca la adaptación, la mitigación y también las pérdidas y daños ocasionados por la crisis climática.
Pero eso no es todo. Argentina también llega a la COP28 en un contexto político especial. Y es que el 10 de diciembre, dos días antes de que termine la COP, asumirá como presidente Javier Milei. Durante la campaña, el ahora presidente electo señaló que eliminaría el Ministerio de Ambiente, aunque finalmente pasaría a ser una secretaría dentro de otra cartera. “Es una mala noticia porque la cuestión ambiental y climática tiene que tener una jerarquía que atraviese todo el desarrollo de la Argentina”, expresó a Climate Tracker la secretaria de cambio climático de Argentina, Cecilia Nicolini, desde la COP.
La Libertad Avanza, el partido liderado por Milei, aún no especificó si enviará o no a alguien a la cumbre en Dubái. Sin embargo, el tercer día de la COP28, Victoria Gandini de la cancillería argentina confirmó que la delegación se quedará hasta el 12 de diciembre. Además, señaló que el trabajo ya está aprobado por la nueva cartera.
En la COP28 la delegación argentina ha vuelto a poner el foco en la responsabilidad de las grandes potencias en el cambio climático y en su deber de ayudar económicamente a los países con menos ingresos, que son – a su vez – los que menos han contribuido al problema. En una reunión abierta previa a la cumbre, desde el Ministerio de Ambiente señalaron que hay presión sobre los países en desarrollo y negacionismo sobre la responsabilidad financiera de los países centrales.
Argentina viene reclamando hace varios años que el financiamiento internacional para hacerle frente al cambio climático es escaso y de difícil acceso. Sin embargo, el país podría financiar la transición energética justa redireccionando los subsidios a los combustibles fósiles que sigue promoviendo.
¿Cuánto representan los subsidios a hidrocarburos en Argentina?
Un análisis realizado por la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), reveló que entre 2010 y 2020 la Argentina subsidió la producción local de gas y las importaciones de gas natural desde Bolivia y de gas natural licuado.
También hubo un patrocinio al gas licuado del petróleo, al gas residencial y compensaciones a las distribuidoras de este combustible fósil. También hubo subsidios a la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico Sociedad Anónima (CAMESA) y a Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT). Por otro lado, el Estado patrocinó al sector del transporte automotor. En ese período también aparecen las exenciones de impuestos a los combustibles.
Otro ejemplo es el denominado subsidio al “barril criollo”, un monto que se le otorga a las empresas en caso de que el precio del barril internacional de petróleo caiga por debajo de cierto valor, es decir, que se apuntala un valor mínimo. “De alguna manera, el Estado argentino le está asegurando una ganancia mínima a las empresas”, explica Gabriel Blanco, investigador de la Universidad Nacional de Centro y autor del IPCC.
Este panorama se repite en la región, en donde varios países destinan gran parte de su presupuesto a los combustibles fósiles, como señala un reporte del Grupo de Financiamiento Climático de América Latina y el Caribe (GFLAC). En 2021, Bolivia destinó el 19,23% de su presupuesto al financiamiento de hidrocarburos y México el 15,81%. Por otro lado, el mismo estudio señala que la asignación de presupuesto para energías renovables en países de la región es de menos del 1%.
GFLAC explica que muchos de estos países siguen invirtiendo en hidrocarburos porque sus economías dependen de ellos como fuentes de ingresos fiscales. Sin embargo, ese no parecería ser el caso de Argentina: en 2021, los ingresos provenientes de combustibles fósiles representaron apenas el 0,44% de los ingresos totales, según el ya señalado reporte. En el país existe la idea de que la exportación de petróleo y gas genera dólares para el país. Sin embargo, Blanco desmiente esta afirmación. “Cuando se exporta petróleo, los que se quedan con ese ingreso son las empresas, al Estado lo que le queda son algunas regalías que van de un 3% al 8%”, explica.
En otras palabras, el subsidio a combustibles fósiles va en contra de los compromisos climáticos asumidos por la Argentina.
Además, la explotación de hidrocarburos tiene consecuencias negativas en las comunidades locales. Sobre la cuenca de Vaca Muerta se encuentran pueblos y comunidades indígenas que sufren la contaminación del aire y del agua del lugar por la extracción de gas a través del fracking.
Uno de esos lugares es Añelo, donde el 60% de los habitantes no tiene gas natural. Es decir, que pese a estar sobre una de las reservas de gas más grandes del mundo, no acceden a sus beneficios. “Añelo estaba signada para ser la nueva Dubái”, señalaron con ironía desde la Confederación Mapuche de Neuquén, ante la supuesta prosperidad que el extractivismo traería en la zona.
Más financiamiento, una demanda regional
En octubre, los países de América Latina y el Caribe lograron un comunicado conjunto sobre el financiamiento pese a sus diferencias. No obstante, aún no logran negociar en conjunto dentro de las COP. “Es imposible una posición integrada por las diferentes economías de la región”, expresa Sandra Guzmán, fundadora y directora general de GFLAC. Argentina dentro de la COP negocia en grupo junto a Brasil y Uruguay (ABU).
Históricamente, América Latina y el Caribe son responsables del 12% de las emisiones de gases de efecto invernadero globales, como señala el IPCC. Sin embargo, es una de las regiones más afectadas por los efectos del cambio climático.
“Los 100 países que menos emiten generan el 3 % de las emisiones totales. Los 10 mayores emisores aportan el 68 %”, señalan desde Naciones Unidas. Estas diferencias en las contribuciones al cambio climático hicieron que la Convención Marco sobre Cambio Climático de 1992 estableciera el concepto de “responsabilidades comunes pero diferenciadas” de cada país respecto a este problema global. En base a esta cuestión es que los países del Sur global reclaman apoyo financiero para hacer frente a la crisis climática.
La promesa de financiar la mitigación y adaptación a países en desarrollo lleva 14 años sin cumplirse por completo. En la COP15 de Copenhague (2009), los países desarrollados se comprometieron al “objetivo de movilizar conjuntamente 100.000 millones de dólares anuales para el año 2020 con el fin de atender a las necesidades de los países en desarrollo”. En la COP21 del Acuerdo de París, se aumentó la promesa por esa cifra anual hasta 2025. Hasta el momento, poco dinero de esa promesa se ha movilizado
Sin embargo, especialistas consultados señalaron que el no cumplimiento de este apoyo no puede ser una excusa para la inacción por parte de ciertos Estados. “El cambio climático fue causado por todos en distintas proporciones, pero todos tienen que hacer algo en distintas proporciones”, señaló Blanco. Y agregó que “no es cierto que los países como Argentina no puedan hacer nada si ese apoyo financiero no aparece”.
Qué puede hacer Argentina para financiarse internamente
“Es cierto que hay una deuda de los países desarrollados, pero Argentina puede empezar a redireccionar subsidios para apalancar otros caminos”, explicó Blanco. El mencionado análisis sobre el tema publicado por FARN realizó una proyección de subsidios a 2050 en base a la serie histórica y determinó que si se redirigieran los subsidios a los combustibles fósiles en el país, el monto sería suficiente para cubrir un gran porcentaje de los gastos de transformar la generación eléctrica actual a energía renovable.
Por citar un ejemplo, para financiar el Plan de Transición Energética a 2030, Argentina necesita una inversión de 86 mil millones de dólares. Y solo entre 2010 y 2020, los subsidios destinados al sector energético alcanzaron los 138 millones de dólares. Es decir, que el costo estimado para el plan de transición representa el 62% de lo gastado en subsidios a lo largo de 10 años.
El redireccionamiento de subsidios no es una tarea fácil, pero es posible, señaló Blanco. Y expresó que hay cambios que pueden hacerse en poco tiempo, como es el caso de apoyar los sistemas de generación distribuida.
Entre las dificultades para cambiar el destino de los subsidios, Blanco señala que hay una cuestión cultural en la Argentina en torno al petróleo que hace más difícil este cambio.
Mariano Villares, fundador de la organización Sustentabilidad sin Fronteras, coincide en que la cuestión cultural puede ser un obstáculo para la disminución del uso de hidrocarburos: “Es la forma que tenemos de hacerlo y tenemos la infraestructura para eso”.
Además, ambos expertos expresaron que los grupos inversores que financian los combustibles fósiles tienen gran poder político y económico en el país, lo que lógicamente dificulta cualquier cambio que se pretenda hacer.
Qué se puede esperar de la COP28
Uno de los principales temas de la COP28 será el primer balance mundial (Global Stocktake), que está previsto que concluya en la conferencia. En palabras simples, el balance mundial es una evaluación de la implementación colectiva del Acuerdo de París, y debería brindar una recapitulación de lo que ha pasado hasta ahora con el financiamiento prometido que aún no se ha completado, explicó Guzmán. También señaló que en la COP28 uno de los temas a tratar será la nueva meta de financiamiento, como reconocimiento de que los 100 mil millones de dólares prometidos no son suficientes.
Además, Guzmán opina que esta nueva meta debe estructurarse de una manera diferente para evitar caer en los mismos errores que tuvo la anterior. La experta aseguró que debe continuar el debate sobre la transformación del sistema financiero internacional: “Hay una discusión sobre la reforma del sector, pero no en relación directa con la acción climática”, manifestó.
Otra de las grandes discusiones que se están dando en la COP28 gira alrededor de cómo aparecerá el tema de los combustibles fósiles en el balance mundial. El primer día de la cumbre, más de 100 países de la Unión Europea, África y el Caribe se posicionaron a favor de una salida de los mismos. Las negociaciones más duras serán en torno a si se usa la palabra “reducir” (phase down) o “eliminar” (phase out) los combustibles fósiles en las decisiones de la COP. Y también se discute si se incluirán todos o solo algunos hidrocarburos en este texto.
“Una medida para medir el éxito de esta Conferencia de las Partes debería ser la adopción de un lenguaje firme que exija la eliminación progresiva de todos los combustibles fósiles”, señaló a Climate Tracker Greg Muttit, autor del Informe sobre la Brecha de Emisiones 2023, publicado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente días antes del inicio de la COP.
Las negociaciones recién comienzan, por lo que el segundo borrador del texto del balance mundial, publicado el 5 de diciembre, incluye numerosas opciones que las partes deben acordar sobre este tema. Entre las opciones están la eliminación de todos los combustibles fósiles y, por otro, la eliminación de solo los combustibles fósiles no reducidos, es decir aquellos que no cuentan con captura y almacenamiento de carbono (CCS). Pero, además, hay una opción que habla de una eliminación solo del carbón no reducido. “La ciencia es muy clara. Si queremos evitar los peores peligros del cambio climático necesitamos una eliminación muy rápida de la producción y el consumo de combustibles fósiles”, agrega Muttit.
Este borrador del balance también pone sobre la mesa el tema de los subsidios. Por ahora el texto que se está negociando habla de una ”eliminación gradual a medio plazo de las subvenciones ineficientes a los combustibles fósiles”. En este sentido, cambiar la dirección de los subsidios hacía energías renovables en Argentina podría constituir una oportunidad para una mayor independencia energética. El país podría fomentar industrias locales sin tener que recurrir a empresas extranjeras para que exploten los hidrocarburos. “Los recursos están bajo nuestros suelos, pero no tenemos ni capacidad ni tecnología para explotarlos como Estado”, señaló Blanco al respecto. Y concluyó que “Argentina puede empezar a transitar otro camino en el sector energético”.
Sobre los subsidios a los combustibles fósiles, Guzmán considera necesario que haya una fecha para eliminarlos. En la COP26 se hizo el llamado a reducirlos, pero no con una fecha límite. Al inicio de la COP28, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, fue claro al respecto: “El límite de 1,5 grados sólo es posible si finalmente dejamos de quemar todos los combustibles fósiles. No reducir. No disminuir”.
Lo que suceda en la COP28 y las políticas climáticas actuales podrían cambiar drásticamente o dejar de tener lugar en la agenda del gobierno tras la asunción de Javier Milei el 10 de diciembre. Resta también saber si el nuevo gobierno de Milei enviará a una delegación para los dos días finales de negociaciones climáticas. “Entendemos que no van a enviar un representante esos dos días”, declaró ayer Nicolini en un panel en la COP. Lo que sí es seguro es que los negociadores argentinos se quedarán hasta el final con un fuerte foco en el pedido de financiamiento y de justicia climática.
Este artículo fue producido con el apoyo del programa de Periodismo y Justicia Climática de Climate Tracker para la COP28