El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, ha expresado su preocupación por el impacto económico que podrían tener las deportaciones masivas de migrantes desde Estados Unidos en su país. En una entrevista reciente, Arévalo destacó que su gobierno está trabajando para evitar que estas deportaciones agraven la ya delicada situación económica de Guatemala. El país ha acordado con Estados Unidos aumentar en un 40% los vuelos de deportación, que incluirán tanto a guatemaltecos como a migrantes de otras nacionalidades, quienes serán repatriados a sus países de origen con fondos proporcionados por EE.UU..
Arévalo enfatizó que Guatemala actúa como una escala en el proceso de repatriación y no como un «tercer país seguro», un concepto que se había discutido en el pasado. Además, el presidente guatemalteco ha subrayado la necesidad de generar fuentes de trabajo y oportunidades para evitar que la crisis migratoria se intensifique. La economía guatemalteca depende significativamente de las remesas enviadas desde el extranjero, que alcanzaron un récord de 21.510 millones de dólares en 2024.
Para mitigar el impacto económico, el gobierno de Arévalo está trabajando con el sector privado para facilitar la reintegración de los deportados, especialmente en sectores como el turismo, que ha experimentado un crecimiento significativo. Además, el gobierno busca apoyo estadounidense para desarrollar infraestructuras estratégicas y atraer inversiones extranjeras.
La lucha contra la corrupción también es un eje central en la agenda de Arévalo, quien enfrenta desafíos internos en su intento por reformar el sistema judicial y combatir la influencia de grupos corruptos dentro de la Fiscalía.