El cierre anticipado del contrato de exportación de gas entre Bolivia y Argentina marca un hito en la historia energética sudamericana. Este acuerdo, que durante casi 18 años fue fundamental en las relaciones económicas entre ambos países, concluye debido a la caída de la producción de gas en Bolivia y al descubrimiento del yacimiento argentino de Vaca Muerta, uno de los más grandes reservorios de hidrocarburos de la región.
Esta situación no sólo implica la pérdida de un mercado clave, sino también el inicio de una nueva etapa para Bolivia, que se convertirá en un país de tránsito para el gas argentino en su camino hacia Brasil.
El declive de la producción boliviana coincidió con el desarrollo del yacimiento de Vaca Muerta en Argentina, que ha permitido a este país reducir su dependencia del gas boliviano. La inversión argentina en infraestructura, incluidos gasoductos y la reversión de flujos hacia el norte, fue clave para compensar el déficit causado por la menor oferta de Bolivia
El Decreto Supremo 5206 establece una nueva función para Bolivia: la de país de tránsito para el gas argentino rumbo a Brasil. La infraestructura boliviana, que en su apogeo operaba a plena capacidad, ahora funcionará a menos de la mitad, generando ingresos mediante el alquiler de ductos
No obstante, este cambio no está exento de desafíos. La reversión de los ductos tomará tiempo, y los ingresos por el transporte de gas serán significativamente menores en comparación con los obtenidos por la exportación. Se estima que los beneficios por este servicio representarán entre el 25 y el 30 por ciento de lo que Bolivia percibía anteriormente.
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