El 28 de diciembre de cada año celebramos el día de los inocentes, es costumbre hacer bromas a familiares y amistades, terminando siempre con el tradicional ¡Caíste por inocente!
Se trata de una tradición cristiana-pagana, que data del primer siglo de la era cristiana, cuando Herodes I decretó el asesinato de los niños menores de dos años.
El mundo católico recuerda este acontecimiento cada 28 de diciembre, sin embargo debió haber sucedido luego de la visita de los magos de oriente al rey Herodes (después del 6 de enero, fecha también inexacta en la adoración de los reyes magos).
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Ningún historiador menciona tal suceso, ni aún Josefo lo describió, si bien concuerda con la personalidad de Herodes I, exageradamente celoso de su poder y temeroso de perderlo. Por lo que quizá fuera cierto.
La ausencia de fuentes históricas confiables, puede deberse a que Belén era un pueblo pequeño, y el número de niños varones menores de dos años de edad no llegan a 20.
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Bromas e inocentadas
En España e Hispanoamérica es costumbre realizar en esta época bromas de toda índole. Los medios de comunicación adaptan sus contenidos, de tal modo que parezcan reales, se trata de una licencia que se permiten una vez al año para dar rienda suelta a su sentido del humor, publican desde páginas cómicas, con la advertencia del ¡Caiste por inocente! Hasta páginas que parecen reales y que engañan a los lectores incautos, para terminar repitiendo ¡Caiste por inocente!
Desde este espacio, quiero desearles un muy ¡Feliz día de los santos inocentes! ¡Recuerden tener cuidado con las bromas!