Las parabas frente roja sólo existen en Bolivia, en ningún lugar más, ahora, las comunidades San Carlos, Perereta y Amaya del municipio de Omereque en Cochabamba las cuidan en vez de matarlas o venderlas como mascotas como lo hacían antes. Allá ha nacido un tipo de turismo cuyos frutos se reparten entre las tres comunidades.
No es la primera vez que las comunidades, donde viven estas exóticas aves, reciben dinero por su apoyo a la conservación de la paraba frente roja.
La reserva comunitaria, en la que existen entre 80 y 90 parabas de frente roja, está ubicada a unos 248 kilómetros al sureste de la ciudad de Cochabamba. Fue creada el 14 de octubre de 2006, en un espacio aledaño a la comunidad San Carlos, a unos metros del río Mizque. Hasta ella llegaron el año pasado 102 turistas extranjeros y dos nacionales, muchos en unas cinco a siete horas de viaje por tierra desde la urbe cochabambina.
Cada comunidad recibió 42.654 bolivianos en efectivo de manos de representantes de la Asociación Civil Armonía, organización que trabaja en conservación de vida silvestre en Bolivia, desde 1996. Otro monto, 42.665,63 bolivianos, fue entregado al Comité de Administración de la Reserva Comunitaria Frente Roja, también dirigido por los comunarios, que se encarga de planificar y ejecutar trabajos de mantenimiento y mejora de senderos, gastos de promoción y servicios.
Comunarios del lugar aseguraron que hay mayor compromiso de los vecinos y habitantes para proteger a las parabas y no eliminarlas o venderlas, como sucedía en el pasado.
Simón Pedrazas, antiguo habitante de San Carlos y actual guardaparques de la reserva, recuerda que en años pasados las parabas eran consideradas dañinas para los cultivos de las comunidades, sobre todo de maíz y maní, razón por la cual los habitantes de la región las cazaban o las vendían a traficantes de mascotas. Recordó, por ejemplo, que un pichón costaba entre 30 y 50 bolivianos.
Actualmente el comunario que no cumpla su compromiso de proteger a las parabas o incluso llegue a cazarlas es sancionado con multas de entre 200 y 500 bolivianos, dependiendo de la gravedad de los hechos.
Fuente: Guardiana
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