Las autoridades de la región administrativa especial china, respaldadas por el gobierno central de Pekín, han promulgado el Artículo 23, una legislación controvertida que ha generado preocupaciones sobre posibles impactos en las libertades civiles en Hong Kong. Este artículo introduce nuevos delitos como la interferencia externa y la insurrección, con penas que pueden llegar hasta la cadena perpetua, ampliando así la Ley de Seguridad Nacional vigente desde 2020.
El jefe ejecutivo de Hong Kong, John Lee, argumenta que el Artículo 23 es esencial para protegerse contra posibles amenazas y corrientes subversivas que buscan desestabilizar la región, especialmente aquellas relacionadas con ideas de independencia. Por otro lado, críticos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han expresado su preocupación por el impacto negativo en los derechos humanos y el posible aumento del autoritarismo en Hong Kong.
Similar to the National Security Law, #Article23 has alarmingly longreach extraterritorial effects, as the law criminalises activities that are conducted wholly outside of #HongKong and by non-Chinese, non-Hong Kong nationals. 1/8 pic.twitter.com/UGufI7LdMj
— Fight For Freedom. Stand With Hong Kong. 重光團隊 (@Stand_with_HK) March 19, 2024
La aprobación exprés del proyecto de ley ha generado controversia, ya que se llevó a cabo en un tiempo récord de dos semanas, sin una oposición significativa en el parlamento hongkonés. Esta acción ha suscitado dudas sobre el proceso democrático y el respeto al debido proceso en la elaboración de esta legislación.
El Artículo 23 autoriza juicios a puerta cerrada y otorga poderes ampliados a la policía, permitiendo detenciones prolongadas sin cargos. Además, se incluyen disposiciones que permiten prohibir a organizaciones y empresas operar en Hong Kong si se considera que colaboran con fuerzas extranjeras.
A pesar de las justificaciones dadas por las autoridades para fortalecer la seguridad nacional y mantener la estabilidad, críticos argumentan que esta ley podría ser utilizada para reprimir a disidentes y restringir las libertades civiles garantizadas a Hong Kong bajo el principio de “un país, dos sistemas”.
La aprobación del Artículo 23 refleja tensiones políticas y sociales en Hong Kong, donde persisten divisiones sobre el grado de autonomía frente a Pekín. La resistencia de los hongkoneses ante esta legislación muestra una profunda preocupación por el futuro de sus libertades individuales y su sistema político único.