Este martes, Corea del Sur despertó bajo una de las decisiones más drásticas tomadas por su presidente, Yoon Suk Yeol. En un discurso televisado en vivo, el mandatario declaró la ley marcial de emergencia, justificándola como una medida para proteger al país de las “fuerzas comunistas” de Corea del Norte y neutralizar elementos que calificó como “antiestatales”.
“Para salvaguardar a una Corea del Sur liberal de las amenazas que plantean las fuerzas comunistas de Corea del Norte y para eliminar a los elementos antiestatales (…) declaro por la presente la ley marcial de emergencia”, anunció Yoon, subrayando la gravedad de la situación.
Tras el anuncio, el jefe del Estado Mayor Conjunto, Park An-su, fue designado como comandante bajo el régimen de ley marcial. Park declaró que las actividades del Parlamento y los partidos políticos quedan suspendidas, mientras que los medios de comunicación estarán sujetos a un estricto control gubernamental.
El ministro de Defensa, Kim Yong-hyun, ordenó una reunión de emergencia con los principales comandantes militares, destacando la necesidad de vigilancia constante en medio de esta crisis, según un comunicado del Estado Mayor Conjunto.
Reacciones dentro y fuera del Parlamento
La respuesta de la oposición fue inmediata. Lee Jae-myung, líder del opositor Partido Democrático, llamó a sus legisladores a movilizarse hacia la Asamblea Nacional para bloquear la implementación de la ley marcial. Fuera del edificio del Parlamento, los enfrentamientos entre las autoridades y los legisladores escalaron mientras estos últimos intentaban evitar la toma del recinto.
Imágenes transmitidas por medios internacionales mostraron tropas intentando ingresar al salón principal de la Asamblea Nacional en Seúl. En una sesión extraordinaria, 190 legisladores votaron en contra del decreto presidencial, invocando una cláusula constitucional que obliga al presidente a acatar la decisión parlamentaria.
La comunidad internacional toma nota
La tensión en Corea del Sur ha despertado preocupación internacional. El Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos declaró que se mantiene en contacto con el gobierno surcoreano y sigue monitoreando de cerca los acontecimientos.
Mientras tanto, expertos señalan que esta decisión podría polarizar aún más a una sociedad ya dividida políticamente, además de complicar las relaciones diplomáticas en una región marcada por conflictos históricos y estratégicos.
Corea del Sur se encuentra en una encrucijada. La escalada en las tensiones internas e internacionales plantea preguntas difíciles sobre la sostenibilidad de la democracia en un contexto de seguridad cada vez más volátil.