La crisis energética en Cuba alcanza niveles alarmantes. Según las previsiones enviadas este miércoles por la empresa estatal Unión Eléctrica (UNE), aproximadamente el 53% del territorio nacional sufrirá apagones de forma simultánea durante el horario de tarde-noche, cuando el consumo energético alcanza su punto máximo.
La situación es especialmente crítica en las provincias del interior, donde los habitantes soportan cortes en el suministro eléctrico que superan las 20 horas diarias. Mientras tanto, en La Habana, la capital, los apagones rotativos oscilan entre cuatro y seis horas diarias, evidenciando un trato preferencial pero igualmente insuficiente.
El deterioro del sistema eléctrico cubano se aceleró a finales del año pasado, cuando la isla experimentó tres apagones nacionales consecutivos. Lejos de mejorar, la situación ha empeorado durante los primeros meses de 2025, registrando recientemente un récord negativo con el 57% del país sumido en la oscuridad, el mayor índice de afectación reportado en al menos dos años.
Para esta jornada, la UNE, dependiente del Ministerio de Energía y Minas, pronostica una capacidad máxima de generación eléctrica de apenas 1.624 megavatios (MW) en el horario «pico» de la tarde-noche, frente a una demanda estimada de 3.280 MW. Esto representa un déficit de 1.656 MW, lo que obligará a desconectar preventivamente circuitos con una carga total de 1.726 MW para evitar un colapso desordenado del sistema.
🇨🇺🕯️Los apagones afectarán al 53% de #Cuba en la tarde-noche, cuando el consumo de energía es más alto, según la Unión Eléctrica (UNE). Muchas regiones enfrentan cortes de más de 20 horas diarias, y en La Habana, de 4 a 6 horas.
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— Pulso Latam (@PulsoLatam) March 5, 2025
Las causas de esta crisis son múltiples. Según informes de la propia UNE, siete de las 20 unidades de producción termoeléctrica distribuidas en siete centrales se encuentran actualmente averiadas o en mantenimiento. A esto se suma que 85 centrales de generación distribuidas y una central flotante (patana), entre otras instalaciones, están fuera de servicio por falta de combustible, principalmente fueloil y diésel.
Mientras expertos independientes señalan que la raíz del problema reside en una infrafinanciación crónica del sector energético, completamente controlado por el Estado cubano desde 1959, el Gobierno responsabiliza a las sanciones estadounidenses por la situación actual. Lo cierto es que las centrales termoeléctricas han quedado obsoletas tras décadas de explotación y escasez de inversiones, y la paralización de otras infraestructuras está directamente relacionada con la falta de divisas para importar combustibles.
Las perspectivas no son alentadoras. Diversos cálculos independientes estiman que el Gobierno cubano necesitaría entre 8.000 y 10.000 millones de dólares para rehabilitar el Sistema Eléctrico Nacional, una inversión que está muy lejos de sus posibilidades actuales. Además, cualquier solución estructural requeriría años para implementarse.
Los frecuentes cortes de electricidad han golpeado duramente la economía de la isla, que se contrajo un 1,9% en 2023 y no registró crecimiento el año pasado, según datos oficiales. De acuerdo con estas cifras, el PIB cubano continúa por debajo de los niveles de 2019 y no logrará recuperarse durante 2025, año para el que el Ejecutivo proyecta un modesto avance del 1%, predicción que muchos analistas consideran excesivamente optimista dadas las circunstancias actuales.