Alrededor de diez personas han resultado heridas este miércoles en Tel Aviv por el lanzamiento de gases lacrimógenos y granadas aturdidoras por parte de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes que han salido a las calles para protestar contra la propuesta de reforma del aparato judicial, que han incluido hasta ahora cortes de carreteras y suspensión de los servicios ferroviarios en varios puntos del país.
El Hospital Ichilov ha indicado que por el momento ha atendido a once heridos, incluido uno que ha tenido que ser intervenido quirúrgicamente. Medios israelíes han indicado que este herido habría perdido una oreja a causa de la explosión de una granada aturdidora cerca de su cabeza, tal y como ha recogido el diario ‘The Times of Israel’.
Los manifestantes han gritado “vergüenza” a los agentes en el marco de la represión de las protestas, en el marco de las cuales los agentes han empleado también cañones de agua para dispersar a los presentes en algunas de las principales calles de Tel Aviv, bloqueadas en el marco de las movilizaciones.
El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, ha trasladado a los agentes que “habrá tolerancia cero con los anarquistas”, mientras que el ex primer ministro y actual opositor Yair Lapid ha reclamado a la Policía que “ignore los peligrosos e irresponsables intentos políticos de Ben Gvir de calentar aún más la situación”.
“Los manifestantes son patriotas israelíes y combatientes del Ejército que luchan por los valores de libertad, justicia y democracia”, ha subrayado, al tiempo que ha hecho hincapié en que el trabajo de los agentes es “permitir que expresen su opinión y luchar por el país que tanto aman”.
Sin embargo, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha expresado su “apoyo total” a Ben Gvir y ha condenado la “anarquía” en el marco de las protestas. “No aceptaremos la violencia contra policías, el bloqueo de carreteras y la violación flagrante de las leyes. El derecho de protesta no es un derecho a la anarquía”, ha zanjado.
Ola de protestas
Las protestas han sido convocadas en el marco de un ‘Día Nacional de la Interrupción’ con el objetivo de que el Gobierno, encabezado por Netanyahu e integrado por partidos ultraderechistas y ultraortodoxos, dé marcha atrás en su propuesta, muy criticada por la oposición. Así, un grupo de reservistas ha bloqueado a primera hora la Ruta 1, que conecta Tel Aviv y Jerusalén, mientras que grupos de manifestantes han impedido que los pasajeros suban o bajen de trenes en la capital.
A ellos se han sumado estudiantes y padres que se han concentrado frente a instituciones educativas antes de marchar por la avenida Namir de Tel Aviv, mientras que los ministros de Defensa e Inteligencia, Yoav Galant, y Gila Gamliel, respectivamente, han cancelado su participación en una conferencia por el bloqueo de carreteras en la zona.
Por otra parte, decenas de personas se han manifestado frente a la vivienda del presidente del Parlamento israelí, Amir Ohana, en el marco de unos actos que incluyen además huelgas y paros, según el plan presentado por los convocantes, que han aseverado que “Israel no se convertirá en una dictadura”.
Ben Gvir, del ultraderechista Otzma Yehudit, indicó el martes que apoya las “protestas democráticas” pero incidió en que “no permitirá una rebelión civil ni que anarquistas bloqueen las principales carreteras” del país. “Tenemos que garantizar que los ciudadanos israelíes pueden continuar con su vida. He ordenado a la Policía que abra todas las carreteras que sean bloqueadas”, subrayó, tras lo que los convocantes pidieron a los agentes que “ignoren” a Ben Gvir, a quien tildaron de “abusón de patio de colegio”.
A pesar de las protestas, el comité parlamentario sobre Constitución, Ley y Justicia ha aprobado durante la jornada una parte crucial de la reforma que limitaría la capacidad del Tribunal Supremo de anular leyes que violen la Constitución israelí, según ha recogido el diario israelí ‘Haaretz’. La votación de hoy ha sido llevada a cabo en medio del boicot opositor.
De hecho, varios parlamentarios opositores, incluido Lapid, han abandonado la Knesset para unirse a las protestas. “Hemos abandonado la Knesset y hemos venido hasta aquí porque hay una lucha entre el Gobierno y el pueblo de Israel. Estamos del lado del pueblo de Israel”, ha aseverado el ex primer ministro, quien ha resaltado que “es una lucha por la naturaleza de la democracia israelí”.
El presidente de Israel, Isaac Herzog, reclamó la semana pasada “hacer todos los esfuerzos posibles” para impulsar un diálogo entre el Gobierno y la oposición en torno a la controvertida reforma, antes de recalcar que es necesaria una vía “acordada” para “salir de este periodo difícil”.
Preocupación de la ONU
En esta línea, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, mostró su preocupación por la reforma y pidió una pausa argumentando que supone un riesgo para la efectividad del aparato judicial a la hora de defender el Estado de Derecho. Así, dijo que las propuestas, si son aprobadas en su forma actual, limitarían la capacidad del Tribunal Supremo para revisar legislación y requerirían una ‘súper mayoría’ o incluso unanimidad en el organismo para rechazar propuestas que puedan ir contra la Carta Magna.
La propuesta, planteada por el ministro de Justicia, Yariv Levin, y respaldada por Netanyahu, daría al Gobierno control total sobre el nombramiento de jueces, incluidos los del Tribunal Supremo, y limitaría en gran medida la capacidad del tribunal de anular legislación que viole la Constitución, al tiempo que permitiría al Parlamento modificar leyes que consiga anular con una mayoría simple de 61 de los 120 diputados.
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