En un giro histórico, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, ofreció este sábado disculpas al pueblo surcoreano por la reciente declaración de ley marcial que sacudió al país el pasado martes. En una breve alocución desde la oficina presidencial, Yoon expresó: “Pido sinceras disculpas por causar preocupación e inconveniencias a la ciudadanía”.
El mandatario explicó que su decisión fue tomada desde “un sentido de urgencia” como máxima autoridad del Estado y aseguró que no eludirá las posibles consecuencias legales o políticas de su determinación.
Tras levantar la medida excepcional en la madrugada del miércoles, Yoon afirmó categóricamente que no se repetirá una situación similar. “Nunca habrá una declaración de una segunda ley marcial”, aseguró, buscando disipar las crecientes preocupaciones tras rumores de movimientos dentro del Ejército que apuntaban a otro estado de excepción.
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🛑 “Asumo toda la responsabilidad”: Yoon Suk-yeol, presidente de Korea del Sur, se disculpa por la declaración de la ley marcial en el país asiático. La Asamblea Nacional considera una moción de destitución.#CoreaDelSur #GolpeDeEstado #URGENTE #YoonSukYeol… pic.twitter.com/Zjde2QTlrx
— ElPirobo_TM (@ElPirobo_TM) December 7, 2024
El panorama político de Corea del Sur está marcado por una creciente presión para que Yoon deje su cargo. Ante ello, el presidente anunció que deja “la estabilización de la situación política, incluido su mandato, en manos del partido”.
Este sábado, la Asamblea Nacional votará una moción para destituir al presidente. Aunque la oposición cuenta con mayoría suficiente para liderar la iniciativa, necesitará al menos ocho votos del oficialista Partido del Poder Popular (PPP) para alcanzar los dos tercios necesarios.
El líder del PPP, Han Dong-hoon, hizo un llamado contundente para que Yoon suspenda sus funciones de forma inmediata. “Una pronta dimisión es inevitable”, afirmó Han, dejando abierta la posibilidad de que el partido respalde la destitución.
La votación está programada para las 19:00 horas (hora local) y marcará un momento clave en la política surcoreana, mientras el país sigue dividido por una crisis que pone a prueba sus instituciones democráticas y la confianza en sus líderes.