Condenado por varios crímenes de lesa humanidad, cumplía prisión domiciliaria desde 2015. Estaba internado en un centro de salud.
José Nino Gavazzo Pereira tenía 81 años. Nació en Montevideo el 2 de octubre de 1939. Hijo del militar José Gavazzo y de la ama de casa Fanny Pereira. Falleció este sábado 26 de junio tras permanecer internado en un centro de salud. Estaba casado y tenía tres hijas.
Fue uno de los militares claves en la represión de la dictadura, y uno de los pocos que tenía información de primera mano del destino de los que murieron en torturas o fueron asesinados en prisión clandestina en aquellos años.
Estuvo en la persecución de grupos de izquierda que mantenían operaciones clandestinas en Uruguay y en Argentina; participó directamente en los interrogatorios y fue el autor intelectual de episodios claves en aquella historia.
Orgulloso de ser uno de los abanderados de las operaciones que hacía el régimen dictatorial, fue hombre de confianza de los mandos, pero tuvo un final de desprecio y ruptura.
Gavazzo ingresó al Ejército en marzo de 1956 y hacia 1960 integraba el Grupo de Artillería Nº 5. Ascendió a capitán y en 1966 era instructor en la Escuela Militar.
En 1970, junto a otros militares uruguayos viajó a Estados Unidos para recibir cursos de contrainsurgencia. En 1971, fue ascendido a mayor y pasó a desempeñarse en la Unidad IV del Ejército en Minas.
Entre 1972 y 1973, se desempeñó en Inteligencia Militar, y desde 1974 en el Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA).
Para 1976 era el 2º jefe del Departamento III del Servicio de Información y Defensa (SID), que junto con la OCOA, se dedicó a tareas de inteligencia y operativos represivos contra opositores a la dictadura, detalla La República en su artículo “¿Quién es Gavazzo?”.
Las autoridades de la dictadura lo designaron a fines de 1976 como Agregado Militar en Washington, pero el gobierno de Estados Unidos le negó la visa para ingresar al país. Gavazzo masticó bronca, entendió que era injusto el veto, y se quedó en el ámbito interno al frente del Servicio de Inteligencia. Sus problemas no terminarían ahí.
El comandante en Jefe que lo tenía como hombre de confianza, el Tte. Gral. Julio César Vadora, debió pasar a retiro en 1978 y el mando del Ejército fue para Gregorio Álvarez, que llegaba con ambiciones políticas.
Sin el enemigo de izquierda, Gavazzo se involucró en luchas internas y operó contra el “Goyo” Álvarez, lo que le terminó costando el cargo y su carrera militar. En agosto de 1978, Álvarez firmó el decreto por el cual le aceptaba el pase “a situación de retiro voluntario al Teniente Coronel don José Nino Gavazzo”.
Se fue a la casa con sus secretos, y a mantenerse en los círculos militares de los viejos camaradas conspirativos.
El retorno a la democracia le traería serios problemas, pero él se mostraba sereno ante las citaciones de la Justicia, y en la primavera de 1985 declaró públicamente que no estaba dispuesto a ir a rendir cuentas ante un juez civil.
La Ley de Caducidad, votada en 1986 como contrapartida de la amnistía de 1985 para presos políticos y exguerrilleros, procuró poner punto final a los juicios a militares acusados de crímenes en la represión, pero en 2006 el Frente Amplio llegó al gobierno y modificó el criterio de aplicación de aquella norma. Los juicios comenzarían de nuevo y Gavazzo sería condenado a prisión por tantos casos, como para que aquella reclusión se convirtiera en perpetua.
Desde esa condición de recluso, hizo declaraciones al periodista Leonardo Haberkorn que derivó en el libro “Gavazzo sin piedad”.
El militar retirado estaba procesado y condenado en varias causas por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura. Cumplía prisión domiciliaria de 2015.