Un análisis detallado del proceso electoral venezolano con testimonios, datos, denuncias de irregularidades, el papel del CNE, observadores internacionales, actores nacionales e internacionales, y el TSJ, en el marco de la serie Urnas bajo sombra.

En Venezuela, las elecciones de 2024 se convirtieron en un escenario decisivo donde la oposición y el gobierno midieron fuerzas no solo en las urnas, sino también en la organización previa, las estrategias de movilización y la gestión de la narrativa electoral.
Este análisis detalla cómo se prepararon ambos bandos, las irregularidades reportadas, la actuación del Consejo Nacional Electoral (CNE), el papel de los observadores internacionales, la reacción de los actores políticos y la intervención del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), en un proceso que sigue generando debate dentro y fuera del país.
Estrategias y organización previa
La oposición conformó una plataforma unitaria que buscó capitalizar el descontento social, organizando actos masivos en zonas urbanas y rurales, así como campañas puerta a puerta. La prioridad fue asegurar testigos en la mayor cantidad de mesas electorales posibles y coordinar un sistema de verificación ciudadana del voto.
Irregularidades en los centros de votación
Durante la jornada, organizaciones nacionales como el Observatorio Electoral Venezolano y ONG internacionales documentaron fallas en el funcionamiento de algunas mesas, retrasos en la apertura, presencia de puntos de control político cercanos a los centros y denuncias de presiones a votantes beneficiarios de programas sociales.
Estas prácticas, según los reportes, influyeron en el comportamiento electoral de ciertos sectores, generando temor y reduciendo la disposición de algunos ciudadanos a ejercer su derecho al voto.En palabras de la ONG Provea: “La coacción y el amedrentamiento en varios centros fueron determinantes para inhibir la participación libre de los electores” (Informe especial, 2024).
La actuación ciudadana
A pesar de las irregularidades, miles de ciudadanos participaron activamente, ya sea votando, ejerciendo labores como testigos de mesa o denunciando incidentes a través de redes sociales. Hubo también reportes de vecinos que escoltaron urnas y actas para garantizar su llegada a los centros de totalización. Movimientos cívicos destacaron que la vigilancia popular fue clave para evitar mayores irregularidades.
Actores internacionales y su influencia
la reacción internacional estuvo dividida en dos bloques. Aliados del gobierno como Cuba, Rusia, China, Nicaragua y Serbia legitimaron el resultado y, en algunos casos, brindaron apoyo técnico y de seguridad, destacando la presencia de asesores cubanos en inteligencia.
En contraste, Estados Unidos, la Unión Europea, la OEA y varios gobiernos latinoamericanos denunciaron irregularidades, desconocieron el resultado y promovieron sanciones, exigiendo auditorías y la publicación de las actas.
Esta confrontación internacional no solo marcó la imagen externa del proceso, sino que también reforzó las posiciones internas: el gobierno se afianzó con el respaldo de sus socios, mientras la oposición encontró apoyo para sostener sus denuncias de falta de garantías
El papel del CNE (Consejo Nacional Electoral)
Gobiernos afines al oficialismo, como Cuba, Nicaragua y Bolivia, enviaron mensajes de respaldo y reconocimiento inmediato a los resultados preliminares, mientras que países críticos, como Estados Unidos, Canadá y miembros de la Unión Europea, señalaron preocupaciones por la falta de garantías. El Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores declaró: “El proceso electoral en Venezuela no cumplió con estándares mínimos de transparencia” (Declaración oficial, 2024).
Emitió tres boletines oficiales en las primeras 24 horas posteriores al cierre de mesas, informando sobre el avance del conteo de votos y denunciando un intento de hackeo al sistema de totalización. Sin embargo, se registraron irregularidades en la transmisión de datos y en el conteo preliminar, lo que generó dudas sobre la veracidad de los resultados. Según el tercer boletín, el CNE favoreció al candidato oficialista con 6.950.000 votos frente a 5.400.000 de su principal contendor, cifras cuestionadas por la oposición.
Observadores internacionales y denuncias de opacidad
Las misiones de observación electoral enviadas por la Unión Europea y el Centro Carter reportaron limitaciones de acceso a algunos centros y falta de transparencia en el proceso de totalización. El informe preliminar del Centro Carter concluyó que “el entorno electoral estuvo marcado por un control institucional desequilibrado” (Informe, 2024).
Reacciones del gobierno y la oposición
El presidente Nicolás Maduro celebró la victoria afirmando: “El pueblo habló y ratificó la revolución bolivariana” (VTV, 2024). En contraste, la líder opositora María Corina Machado denunció: “Estos resultados no reflejan la voluntad popular y son producto de un proceso viciado” (Rueda de prensa, 2024). Ambos bandos llamaron a sus seguidores a mantenerse movilizados, aunque por razones opuestas.
Papel del TSJ en la verificación de actas
El Tribunal Supremo de Justicia recibió recursos de impugnación por parte de partidos opositores, solicitando la revisión de actas y la verificación independiente de los resultados. La Sala Electoral respondió que “no existían elementos suficientes para declarar la nulidad del proceso” (Sentencia N.º 45, 2024), decisión que fue interpretada por sectores críticos como una validación automática del CNE.
Urnas bajo sombra te ofrece las claves, los datos y las voces que explican lo que pasó. Tú decides qué pensar y cómo interpretar el futuro electoral de Venezuela…..