Una pandemia silenciosa
Días atrás se realizó en la ciudad de Canelones, un simposio sobre concientización en seguridad vial. Allí, participaron Alcaldes, Concejales, Directores de tránsito de la comuna, Arturo Borges, presidente del Instituto de Seguridad y Educación Vial y la jefa de emergencias del hospital de Canelones, Marisnel Carlotto.
Estas son algunas de las conclusiones que se desprenden de dicho evento:
Aunque los datos aportados son de Uruguay, ningún país de Latinoamérica escapa a esta pandemia silenciosa.
Datos de UNASEV (Unidad Nacional de Seguridad Vial) revelan un crecimiento contundente en las víctimas fatales por siniestro de tránsito. Y decimos siniestro porque aleja la posibilidad de pensar que todas las causas que llevan a que, el siniestro ocurra, son fruto de la casualidad. Un siniestro es el resultado de una concatenación de factores y errores (humanos 90%) que detonan en el hecho puntual.
Generalmente vicios o faltas menores que uno va naturalizando y teniendo por poco. Las respuestas ante esas faltas, resultan esquivas y propias de la inconsciencia y la irresponsabilidad. Por ej: “todo el mundo lo hace” o “yo tenía la preferencia”. Que tengas la preferencia no te habilita a cruzar a 90, además de que, el peatón tiene prioridad en cada esquina.
“La costumbre no genera derechos”.
Excepciones: algunas y víctimas casuales también.
Lamentablemente la sociedad se refleja en el tránsito y todos deberíamos entrar al sistema de tránsito con la consigna “sobrevivir y convivir”.
Cada individuo, a lo largo de su vida, genera vínculos con pares del mismo sentir y pensar. Pero cuando entramos al tránsito, nos rodeamos de seres que no conocemos ni sabemos cómo piensan y cómo van a reaccionar.
En Europa, hay una materia donde se aborda todo esto en una currícula de 140 horas, hablo de teóricas. ¿Cuántas horas teóricas tiene que hacer un estudiante de medicina para poder practicar en cuerpos?
En Uruguay somos especiales y creemos que salvando la prueba ya somos conductores. Error por todos lados, incluso del método que lo habilita.
Cuando una madre le dice al niño, “salí a jugar a la calle”, lo que le está diciendo es: “entrá al sistema de tránsito”.
Volviendo a los datos de UNASEV, para no tratar con números quebrados, diremos que en Uruguay fallecen dos personas por día en siniestros de tránsito y aquí empezamos a profundizar en lo medular: concientización y percepción del riesgo.
Si llegase tú hijo a decirte que va a trabajar en la construcción y tú supieras, por ejemplo, que en la construcción mueren dos obreros por día, es decir, de todos los que salen a trabajar, dos no vuelven; ¿No intentarías persuadirlo de esperar y buscar otra cosa?
Pero apenas cumplió los 18 le compramos la moto o el auto y lo largamos a la selva con la única herramienta de sus reflejos.
Dicen en las emergencias: “un motociclista, un donante”.
Está bien sabido que, el 90% de los que conducen cometen infracciones leves casi todos los días, y son catalogados por los peritos como “conductores de riesgo inútil”.
No hay infracciones leves, lo que hay es gente que corre riesgos inútiles.
No poner señaleros, cruzar al filo de la roja, rebasar donde no se debe, pegarse a otro vehículo en la ruta, una copita nomás, etc.
Un cartél de “pare”, no está diciendo que se disminuya la marcha.
Recordar que en Uruguay el grado de alcohol permitido en sangre al momento de conducir es ” 0″.
Estos vicios son, a la postre, causal de un siniestro. No son casuales, vienen de antes.
Y lo más importante, se desfigura la verdad o no se la dice.
“No es, ponete el casco porque te van a multar; ponete el casco por tu bien. Ponete el cinturón por la caminera, ¡no!, por tu bien hacelo”
Cuando vas a comprar un auto, el vendedor te endulza con las propiedades del vehículo y te relata entusiasmado que tiene una aceleración de 0 a 100 en 10 segundos. La pregunta es: no cuánto tarda de 0 a100 sino de 100 a 0.
¿Sabemos cuántos metros precisamos para frenar en calle mojada, sabemos cuánto influye el peso que llevemos? ¿Cómo trabajan los frenos?
Ese mismo vendedor, nos habla del doble airbag y del cinturón reforzado. El mercado se jacta de estar construyendo autos cada vez más veloces y seguros.
Lo que no dicen es que, después de los 90/95 km por hora, toda seguridad pierde su eficacia.
Hay registros fotográficos que muestran las secuelas del cinto de seguridad sobre todo en la parte del abdomen. En ellas, se ve como la presión hace que los intestinos se suban al tórax, cuando no ocurre que se incruste en el abdomen( lo más común) y allí dejamos que la imaginación del lector se dispare.
Entrando ahora en lo económico, podemos decir que los siniestros de tránsito son una patología costosa.
Solo la atención en el lugar conlleva unos 15.000 pesos uruguayos. Si requiere traslado y atención paramédica, la cifra trepa a más de 50.000 pesos. Y eso pensando que hay una sola persona involucrada que casi nunca ocurre.
Se gastan por año en siniestros de tránsito 1.500 millones de dólares. Dinero que paga toda la sociedad a través del Fonasa y que muchas veces, es por culpa de inconscientes que no respetan ni su vida y mucho menos la de los demás.
Se puede concluir que: los accidentes de tránsito empobrecen un país y restringe la utilidad del dinero en otra cosa. Solo disminuyendo la tasa de accidentes cubriríamos el déficit del BPS ( Banco de Previsión Social).
Generalmente, los accidentes graves no lo provocan los novatos sino los que se creen los “uno” al volante, los confiados.
Crear políticas fuertes y concretas sobre esto es fundamental, estima la UNASEV: una enseñanza desde la escuela, basada en aprender a convivir, cudarnos y respetarnos entre todos.
Pero mientras tanto, los que ya estamos inmersos, aplicar el reconocimiento del error y generar conciencia y arrepentimiento.
Repetimos: no hay faltas leves.
Esa tarde, al llegar a casa hablarlo en familia, contar que nos pasó y decir en qué nos equivocamos. Que no quede como algo normal en nosotros que canalicemos en excusas y convencimientos, porque allí es donde empezamos a chocar.