La Dirección Regional de Salud de Junín confirmó la noche del viernes 16 de diciembre que en total tres civiles han fallecido, “producto de los enfrentamientos ocurridos en (el distrito de) Pichanaki durante el día”, hechos que también han dejado 52 heridos, de los cuales 43 son manifestantes y nueve son efectivos policiales.
Estas tres víctimas se suman a las seis de Apurímac, las tres de La Libertad, los ocho de Ayacucho, la de Arequipa, y la de Cuzco.
Hasta el momento, no se han proporcionado las identidades de todas las víctimas, pero al menos tres de ellas eran menores de edad.
Este viernes 16 de diciembre por la mañana, el Ministerio de Salud anunció que 63 personas se mantienen hospitalizadas tras las protestas producidas en diversos puntos del país.
De estos, 26 de ellos se encuentran en Ayacucho, en el sur de Perú, donde este jueves protestantes intentaron tomar el aeropuerto, lo que provocó que militares abrieran fuego contra estos, según puede verse en numerosos vídeos difundidos en redes sociales.
Al respecto, la Dirección Regional de Salud de Ayacucho señaló que “los 410 establecimientos de salud y hospitales de apoyo de la región se encuentran en alerta roja, con el fin de garantizar la presencia del personal, la disposición de insumos médicos y la atención oportuna de los pacientes“.
Las protestas que empezaron a intensificarse este domingo reclaman el cierre del Congreso, la renuncia de Boluarte y la convocatoria de una asamblea constituyente entre otros reclamos.
El Gobierno de Boluarte decretó este miércoles 14 de diciembre el estado de emergencia a nivel nacional por 30 días para controlar los actos de vandalismo y violencia cometidos en las manifestaciones y este jueves 15 de diciembre se decretó el toque de queda en 15 provincias de ocho departamentos.
“Lamento los trágicos acontecimientos que han segado la vida de varios compatriotas en varias regiones del país. Esto tiene que parar”, enfatizó Boluarte este viernes en una ceremonia de graduación de oficiales de la Escuela Militar de Chorrillos.
La presidenta convocó a los líderes de la iglesias católica, cristiana y evangélica para instalar una mesa de diálogo en cada una de las regiones que se han movilizado, para así abrir espacios para llamar a los representantes que encabezan las marchas para escuchar sus demandas y canalizarlas.
Fuente: EFE