La directora de la OPS, Carissa F. Etienne aseguró que los países de las Américas deben invertir en la salud mental de las personas y de las víctimas de violencia doméstica, ya que debido a la pandemia causada por el COVID-19 estas situaciones tuvieron un incremento. Adicionalmente, la subdirectora de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud y Protección Social, Nubia Bautista dio a conocer algunas medidas para mitigar las enfermedades mentales generadas por el aislamiento social.
Los países de las Américas deben prolongar e invertir en servicios de salud mental para frenar los efectos de la pandemia por coronavirus, afirmó el pasado martes 18 de agosto la directora de la Organización Panamericana de la Salud, Carissa F. Etienne.
“La pandemia de Covid-19 ha provocado una crisis de salud mental en nuestra región a una escala nunca antes vista. Se trata de una tormenta perfecta en todos los países, ya que vemos necesidades cada vez mayores y recursos cada vez menores para abordarlas. Es urgente que el apoyo a la salud mental se considere un componente fundamental de la respuesta a la pandemia”, aseguró Etienne.
Adicionalmente, indicó que “los servicios de salud mental y violencia doméstica son esenciales y debemos enfocarnos en abordar las brechas que la pandemia ha dejado al descubierto. Hoy, pido a los países que tomen las medidas necesarias para garantizar que todos reciban la atención que necesitan y merecen”.
Carissa F. Etienne enfatizó que los casos de COVID-19 en las Américas han alcanzado casi los 11,5 millones y que más de 400.000 personas han muerto. “La región de las Américas tiene cerca del 13 % de la población mundial, sin embargo, el 64 % de las muertes mundiales son reportadas oficialmente”, dijo.
La pandemia está generando un grave impacto en los trabajadores de la salud, quienes están trabajando muchas horas arriesgando sus vidas mientras los hospitales luchan por tener suficientes equipos de protección correspondientes. “Después de meses de operar en modo crisis, nuestros profesionales de la salud se enfrentan a agotamiento, ansiedad y depresión”, afirmó Etienne. Posterior a esto, la directora de la OPS agregó que los pasos más eficaces son contratar y capacitar a más trabajadores de la salud e integrar la salud mental y el apoyo psicosocial dentro de los sistemas de atención primaria de salud para que sean de fácil acceso para quienes más lo necesitan.
“Todas las personas que necesitan apoyo de salud mental deben sentirse cómodas pidiendo ayuda. Nadie debería sufrir solo y sin apoyo profesional, especialmente ahora”, manifestó Etienne. “Por supuesto, algunos de estos mismo conceptos se aplican a la violencia doméstica. Estos servicios deben ser accesibles y estar integrados a nivel local; necesitamos innovaciones para llegar a las personas supervivientes y apoyarlas, y es fundamental luchar contra el estigma. La violencia nunca es aceptable y no se debe culpar a las personas sobrevivientes de violencia doméstica”.
Además, la directora de la OPS agregó que “es probable que se subestime el alcance real de la violencia doméstica durante la COVID-19, ya que las personas sobrevivientes están atrapadas en casa y los servicios de apoyo y extensión están interrumpidos. Dada la reducción del contrato con amigos y familiares y los obstáculos para acceder a servicios y refugios, estamos dejando a las personas sobrevivientes sin un lugar adonde acudir. Los costos de la violencia son extraordinariamente altos, por lo que no se puede suspender el apoyo a las personas sobrevivientes”.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha ayudado a los países a reforzar políticas, servicios y a esparcir el aprendizaje en línea para los trabajadores de la salud para que sepan cómo identificar y apoyar a las víctimas de la violencia durante la pandemia. Varios lugares utilizan enfoques novedosos para asegurar que las víctimas de violencia puedan pedir ayuda discretamente, como a través de palabras clave o señales con la mano.
Asimismo, los pacientes que han dado positivo para coronavirus también experimentan problemas en su salud mentales como insomnio, delirio o incluso depresión, afirmó Etienne. La mayoría de personas tiene miedo a desarrollar enfermedades graves, y otras están preocupadas por sus vidas, enfatizó la directora de la OPS. La investigación inicial indica que un tercio de los pacientes que se recuperan de COVID-19 pueden presentar cambios en su estado de ánimo, y sufren de ansiedad o depresión.
Las enfermedades de salud mental constituyen a una epidemia silenciosa, la cual ha afectado a las Américas mucho antes del coronavirus, con depresión y ansiedad como dos de las principales causas de discapacidad. La región también tiene el segundo nivel de consumo en el mundo. Las emergencias pueden empeorar estas condiciones.
Etienne, enfatizó que “en los últimos meses hemos sentido: miedo a la infección o ansiedad si estamos enfermos; dolor porque nuestros seres queridos que han sucumbido al virus; incertidumbre sobre el futuro, ya que el trabajo y la vida como la conocíamos se ven amenazados; agobio por las noticias y la falta de información; y soledad o aislamiento tres semanas o incluso meses de distanciamiento social. Y aunque es posible que estemos haciendo frente a este estrés de distintas maneras, todos estamos sufriendo, especialmente quienes están afectados por trastornos de salud mental preexistentes”.
“Los servicios de salud mental son fundamentales en nuestra respuesta a la COVID-19 y, en última instancia, para nuestro proceso de reconstrucción. Esta pandemia nos recuerda, como nunca antes, que la salud mental es fundamental para el bienestar de las personas y las sociedades”, agregó Carissa F. Etienne.
“Debemos intensificar para que las personas que viven con enfermedades mentales, así como sobrevivientes de violencia, tengan los recursos y el apoyo que necesitan. Esta pandemia nos recuerda, como nunca antes, que la buena salud mental es necesaria para el bienestar de las personas y las sociedades”, concluyó la directora de la OPS.
Por otra parte, la subdirectora de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud y Protección Social, Nubia Bautista señala que en Colombia, la depresión es frecuente tanto así que 5 de cada 100 colombianos puede tenerla; mientras que 3 de cada 100 pueden tener ansiedad diagnosticada, y estas enfermedades podrían aumentar durante el aislamiento causado por el COVID-19.
Adicional a esto, Bautista recomienda que para hacerle frente a estas hay que “reconocer estas emociones y que se pueden dar en cualquier momento de la vida y que al reconocerlas vamos a poder ir manejarlas, y segundo es que hablar ayuda muchísimo, ya sea con nuestros familiares, amigos y compañeros de trabajo”, explicó la subdirectora, añadiendo que el aislamiento no debe ser social ni emocional.
Es importante resaltar que para generar apoyo, el Ministerio de Salud y Protección Social dispone de la línea 192, con el fin de que la ciudadanía pueda llamar para solicitar ayuda ante situaciones de depresión o ansiedad.